martes, 5 de abril de 2011

ni el sol ni la luna

Me iluminaba. Me calentaba. Me guiaba.
Ella era como un faro de luz sobre la costa,
me enfocaba en noches oscuras, noches de tormenta y noches taciturnas.

Me había acostumbrado todo el tiempo a estar junto a ella,
que si alguna vez la soledad fue mi amiga ahora no la conocía,
ni siquiera la recordaba.

Me alumbraba. Me confortaba. Me protegía.
Ella era como un faro de luz sobre el mar,
me deslumbraba en noches tranquilas, noches estrelladas
y hasta en noches claras, más claras que el día.

Me había acostumbrado a vivir por ella,
si antes navegaba en el mar sin rumbo,
ahora mi rumbo y tesoro eran ella.

Tan delicada. Tan clara. Tan suficiente.
ya ni la luna, ni el sol me eran tan indispensables como ahora lo es ella.

1 comentario:

  1. "ya ni la luna, ni el sol me eran tan indispensables como ahora lo es ella".
    oh... :)

    ResponderEliminar